Para el humano racional, común y corriente, que la Fuerza Aérea de su país esté de aniversario no es motivo para alterar ningún plan. Para los que padecemos AeroTrastorno, sin embargo, es una excusa perfecta para tomar nuestro equipo fotográfico y acercarnos al aeropuerto desde el que sabemos que despegarán las aeronaves que participarán del desfile aéreo con que se rendirán honores a esta rama de las fuerzas armadas.
Además del tráfico comercial habitual de un sábado en la mañana, este evento, que cubrimos también en ModoCharlie desde la base aérea El Bosque, pudimos ver el despliegue de 4 helicópteros UH-1H, dos KC-135 haciendo un despegue táctico impresionante con alrededor de 20 segundos de separación y finalmente las vedettes: 8 cazas F-16, de 12 que participaron en el desfile.
El tráfico aéreo está lleno de regulaciones. Todas, en pos de nuestra seguridad. Muchas, derivadas de accidentes o errores del pasado de los cuales se ha ido aprendiendo.
Una de las cosas que está muy bien normada es la separación entre aviones en todas las fases del vuelo. En crucero, por ejemplo, dos aviones que vuelan a la misma altitud (o nivel de vuelo cuando se sobrepasa la altitud de transición) no pueden estar nunca a menos de 5 millas náuticas, unos 9 kilómetros, uno del otro. Si van a estar más cerca, tienen que estar separados verticalmente por al menos 1000 pies (unos 300 metros)
En varios círculos de fotografía aeronáutica (conocida como Spotting) de los que participo, tener la oportunidad de capturar un avión con un pintado especial o conmemorativo de algún evento es casi un Santo Grial. Hay, de hecho, quienes están pendientes de los planes de vuelo de estos aviones y programan visitas a sus aeropuertos cercanos para fotografiarlos durante su despegue o aterrizaje.
Estas fotos, por ser comparativamente “raras”, tienen buena cabida en sitios de fotografía aeronáutica y en general son motivo de orgullo para quien las captura.